Cuando una persona inicia un viaje hacia un nuevo lugar va en búsqueda de nuevas experiencias. Experiencias donde intervienen todos los sentidos. El tacto, la vista, el olfato y el gusto se reactivan en el momento que nos encontramos con algo nuevo, diferente a lo que estamos acostumbrados.
Un caso particular que puedo destacar es mi llegada a España, concretamente a la capital, allá por el año 1995. Mis primeros recuerdos se basan en un nuevo lugar, nuevos olores, nuevas personas y sobre todo nuevos sabores. Gracias a mis tíos que viven en Madrid que nos acogieron en su casa los primeros días, pude degustar los primeros sabores del nuevo país donde iba a vivir.
Un simple pollo asado, pero hecho con aceite de oliva ya era completamente diferente a lo que estaba acostumbrada. He de reconocer que al principio no me gustó, y que incluso hubo un rechazo por mi parte, pero con el paso del tiempo se convirtió en un alimento básico en mi nueva dieta.
Está claro que cuando vamos o llegamos a un lugar desconocido intentamos retener lo máximo e incluso nos llevamos recuerdos físicos como souvenirs, fotos… pero las sensaciones son únicas.
Los destinos deberían cuestionarse el sacar provecho e influir en estas sensaciones sobre todo la oferta complementaria, sacar partido de las posibles experiencias que podrán sentir los visitantes de dicho sitio. No es nada nuevo, se trata del Marketing Sensorial .
Por ello me gustaría plantear una curiosidad: ¿qué recuerdos tenéis de los lugares que habéis visitado?, ¿cuál es el sentido que más “se os dispara” cuando os enfrentáis a nuevos lugares? y ¿cuál es vuestro destino «especial», aquel que recordáis con más cariño?
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Equipamiento de serie: melómana, serieadicta, New York lover, Turismo y Marketing. De reciente incorporación: blogger.
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Una de las cosas que mejor recuerdo de mi viaje a Italia en el 2003, además del David de Miguel Ángel, son las deliciosas pizzas y la salsa de tomate y queso que llevan las pastas, no he vuelto a dar con otra igual.
Y la comida inglesa no es que sea la mejor del mundo, pero me encantó probar el fish&chips, la Pepsi de barril y unas deliciosas hamburguesas en un restaurante cercano a Candem.
Por otra parte, también he notado cambios al venirme a vivir a Cataluña, y eso que soy castellana, tampoco puede haber muchas diferencias. Pero la sutileza de mojar el pan de los bocadillos con un poco de aceite o tomate… mmm… soy incapaz ahora de comerme un bocata con el pan totalmente seco como hacía antes.
Ahora mi deseo es viajar a Escocia, creo que por allí tienen unos frutos rojos excelentes, mmm, pastel de arándanos… Y a Japón, si voy no dejaré de comer auténtico sushi y lo que se tercie.
Por lo que veo la comida es lo que más recuerdas de tus viajes. Desde luego el mejor sabor de boca! Gracias Ligeia por participar!
Para mí es FUNDAMENTAL experimental el turismo gastronómico. Siempre que viajo a un nuevo país, intento entrar no solo en los supermercados, sino, sobre todo en los mercados de perecederos, ver las carnes, las frutas y verduras y los pescados.
La comida bajo mi punto de vista dice muchísimo sobre la cultura de un país. No podemos olvidar, que casi todo lo relacionado con el ocio, la cultura, incluso la religión, tiene su parte gastronómica. Comemos cuando salimos con amigos, cuando compartimos momentos con la familia, cuando celebramos acontecimientos, centramos el mayor placer vacacional con una buena visita a un restaurante. Usamos la comida para celebrar actos religiosos, festividades, y así un larguísimo etcétera.
Es maravilloso disfrutar de este sentido y aprender montones de cosas a través de él, de otras gentes y culturas.
En general es maravilloso viajar,eh? descubres tantas nuevas cosas… Debería ser un derecho de cada ciudadano! Gracias por comentarnos el post. Un abrazo!