i definitivaLa primera gran dificultad con la que se suelen topar los turistas es que el punto de información está cerrado. ¿Cómo se les ocurre a los incautos turistas obtener información un domingo o un festivo? Es curioso, pero parece que los horarios se ajustan para los residentes del destino turístico, y aún así, yo diría que solamente consiguen pisar la oficina los desempleados, los jubilados, o los despistados que entran a preguntarte a qué hora abren el comercio de enfrente. Los residentes con un horario de trabajo normal, e interesados por los recursos turísticos de su zona, tampoco consiguen encontrarla abierta.

Tenemos ejemplos de todo tipo. Desde oficinas que solo abren de lunes a viernes de 9.30 a 13.30h. Otras que cierran en fin de semana y festivos debido a que los empleados son funcionarios, y en sus contratos no se contempla este tipo de jornada laboral. Las hay que simplemente se camuflan en la biblioteca del pueblo, por lo que nos dará igual si está o no abierta; nadie se enterará. Como observamos, las casuísticas en este sentido son infinitas.

Otra de las luchas continuas es la señalización. Si quieres encontrar la oficina de turismo, no se te ocurra seguir la señal. Para el coche, busca a alguien del pueblo, y reza para que sepa dónde está situada. La señal que indica en qué dirección puedes encontrarla fue colocada hace años, y en ocasiones, el punto de información o ya no existe, o se ha trasladado a otra zona de la ciudad.

La orientación al cliente de los informadores turísticos clásicos (los que no han recibido ninguna formación relacionada, y que por diferentes motivos han terminado desempeñando ese puesto), difiere radicalmente de lo que una persona debe transmitir detrás de un mostrador. Suelen ser toscos, recibirte con cara de pocos amigos y esperan que tus preguntas no se extiendan más allá de dos minutos. Ya no hablemos de dominar un par de idiomas. Eso es algo que últimamente se estila entre los desempleados del sector turístico. La descripción que Xurxo Ayán y Manuel Gago hacen en Herdeiros pola forza de este tipo de informador es muy graciosa: “si viene un turista le das un folleto. ¿Qué está muy interesado? Le das dos. ¿Qué lo ves entusiasmado? Tres folletos.”

En Galicia nos podemos encontrar con estos ejemplos, pero también tenemos la suerte de contar con excelentes profesionales que buscan desterrar este modelo de gestión. Todavía nos falta camino, ya que muchos de los compañeros están contratados por periodos escasos de tiempo (los que tienen suerte), o como otros muchos, siendo becarios año tras año. Gracias a estos supuestos becarios (en realidad no los son porque son responsables totales de la gestión y apertura de las oficinas, y no tienen a ningún técnico que los oriente en su formación), los puntos de información turística se mantienen con criterios altos de calidad.

Evidentemente no todos los destinos necesitan el mismo desarrollo turístico, ni todos tienen capacidad ni demanda para abrir una oficina. El problema surge cuando municipios declarados de interés turístico siguen anclados en la rutina de traer temporada tras temporada nuevos becarios. En el periodo de la beca, que a veces puede ser prácticamente de todo el año, muchos de los compañeros plantean mejoras y proyectos para llevar a cabo en el destino, en la oficina o incluso en la planificación de los recursos. Se necesita continuidad para desarrollar estos planes de acción, y al llegar el final de la temporada caen en saco roto. No hay técnicos en turismo, ni una política centrada en la mejora y planificación del destino. Eso sí, los políticos se hartan a decir que su pueblo, ciudad o región es de las más visitadas de la provincia. ¿Algo falla, no?

Por todos es sabido que podemos encontrar multitud de información a través de la red, pero mi experiencia, y la de muchos compañeros, es que año tras año las oficinas de turismo siguen recibiendo miles de visitantes. El servicio tiene que ser excelente, y en muchos casos esto sigue siendo una asignatura pendiente. Aunque también es cierto que en muchos otros se van encantados de la información y la amabilidad recibida, y esto suele ser de la mano de los profesionales, los que han estudiado para ello, o simplemente los que sienten su trabajo como parte fundamental de la satisfacción del turista.

Me gustaría saber cuál es vuestra experiencia en las diferentes oficinas de información repartidas a lo largo de la comunidad y del territorio nacional, pero tanto desde el punto de vista del turista como desde el lado del profesional que trabaja en oficina. Creo que podríamos generar un interesante debate.

Más sobre Nadia Cantero Barros

Formada en turismo. Partidaria de modelos de gestión turísticos que protejan la cultura local. Parte activa de PROTURGA, Profesionais do turismo de Galicia. Seguidora del entorno 2.0