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Cuidemos a nuestros turistas

la fotoHace varios meses ya, mi compañera Nadia Cantero escribió un post para Turismo n-dimensional dedicándole su atención a las oficinas de información turística.

No me pude sentir más identificada con dicho post de Nadia, y llevo un tiempo con esta reflexión/anécdota en la cabeza, debida a un viaje que pude realizar el pasado mes de octubre a una de mis ciudades de adopción, Cáceres.

Como siempre que voy a Cáceres no dejo de pasear por la Ciudad Monumental, reconocida como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Pero esta vez decidí entrar a buscar información a una oficina, la cual se encuentra situada en plena Plaza Mayor de la ciudad. En el interior aparte de un panel con los folletos,  trabaja una persona que se encarga de dar la información.  Justo en ese momento había una pareja de señores alemanes pidiendo dicha información. Mi indignación fue que la persona que les atendió no fue capaz de pronunciar ni tan siquiera una frase entera, ni en inglés ya que ellos se esforzaron por hablarlo, y mucho menos en alemán.

Por lo tanto, mi queja es ¿hasta cuándo vamos a dar esa imagen/atención al turista que nos visita?. Ya no sólo al turista de sol y playa, sino al que llega hasta una ciudad de interior de España, en una región prácticamente desconocida. En mi opinión, la atención que se le debe dar a nuestros visitantes ha de ser exquisita, con una buena explicación de los recursos turísticos y a ser posible en su lengua materna.

Pero no solo fue eso, y volviendo a la ciudad en cuestión, otro tema es el servicio de guías por la ciudad monumental: si no es un grupo mínimo de 10 personas, la visita guiada no se realiza, ni así se paguen los 5 euros que cuesta realizarla. Aquel día fuimos 8 personas, y nos quedamos sin visita. Un «vuelva usted mañana» en toda regla. ¿No sale rentable?

Por suerte, parece ser que el Gobierno de la Comunidad Autónoma de Extremadura ha actuado y próximamente se reforzará dicha atención al turista, con la apertura de una «potente» oficina de información turística a partir del verano del 2014. Dicha oficina contará con la participación en cuanto a recursos y personal de las tres administraciones (Gobierno de Extremadura, Ayuntamiento de Cáceres y Diputación de Cáceres) y se llevará a cabo la contratación de técnicos en turismo. Espero que la atención y la formación de los técnicos en esta nueva sede sea eficiente y completa. Una ciudad tan maravillosa como es Cáceres, se merece ser reconocida.  Aquí el enlace a la noticia.

En definitiva, ésta no es más que otra pequeña llamada de atención para todas las comunidades autónomas de este país, el cual vive principalmente del turismo. No dejemos que el turista se lleve una mala impresión de nuestro destino, y eso no solo se debería aplicar a dichas oficinas sino en general, a hoteles, comercios, restaurantes. Es importante que el visitante se vaya satisfecho y de ello depende mucho la atención que reciba durante su estancia.

Clubes de Producto Turístico, construyendo experiencias

Hasta hace muy poco tiempo, el desarrollo turístico de un destino se basaba fundamentalmente en la creación de productos turísticos que pusieran en valor los recursos de gran potencial.

En la actualidad, con las nuevas tendencias en turismo y un visitante cada vez más informado y más exigente; ha sido necesario dar un paso más en la planificación turística, a través de la creación de los clubes de producto turístico.

Bajo mi punto de vista, el concepto de club de producto se puede definir como una herramienta de planificación y gestión de destinos que, mediante el trabajo conjunto de los agentes del sector, permite desarrollar productos turísticos de alto valor añadido.

Esta herramienta aporta grandes beneficios para el destino, para el turista y para los agentes turísticos. ¿Por qué?

Beneficios para el destino

  • Estamos poniendo en valor los recursos de un territorio, al igual que con un producto turístico, pero integrando al empresariado y agentes turísticos en el mismo.
  • Permite la creación de una oferta diversificada en torno al producto, que puede presentar diferentes variantes para diversos mercados distintos.
  • Está regulado por un Manual de Producto Turístico diseñado durante la creación del club de producto que determina las condiciones de su desarrollo y garantiza la perdurabilidad de la calidad del mismo.

Beneficios para el tejido empresarial

  • Supone una complementariedad de la oferta del empresariado adherido.
  • Aporta un importante valor añadido a los servicios turísticos.
  • Conecta los agentes empresariales turísticos con el destino integrándolos en los productos y haciendo más efectiva la promoción y la comercialización.

Beneficios para el turista

  • Ofrecen experiencias y vivencias más allá de lo convencional sorprendiendo al visitante y aportándole algo nuevo y diferente.
  • Aporta una garantía al turista de la calidad de los servicios, regulada en el Manual de producto Turístico.

Con todos estos beneficios, además de otros, ¿no creéis que vale la pena plantear su creación para potenciar recursos y destinos?

Veamos a continuación algunos ejemplos de clubes de producto en España:

  • Rutas del Vino de España, club de producto de turismo enológico diseñado para proporcionar experiencias completas en torno a la cultura del vino en España.
  • Estaciones Náuticas, llevado a cabo con el objetivo fundamental de mejorar la competitividad de los destinos de sol y playa a través del desarrollo del turismo náutico.

En mi opinión, el éxito de un club de producto radica fundamentalmente en el planteamiento y en el trabajo inicial conjunto de todos los agentes turísticos. Es muy importante tener esto en cuenta a la hora de llevarlo a cabo; el gerente o consultor debe tener estas primeras fases muy bien articuladas para conseguir correctamente los objetivos marcados.

Como conclusión, creo firmemente en la importancia de los clubes de producto turístico porque responden a las necesidades y tendencias actuales y, además… ¿qué busca el ser humano más que experiencias?

Imagen: Elaboración propia

Residente, elemento básico del destino turístico

Los que ya me habéis leído otras veces sabréis que siempre que puedo trato de tener y mantener presente el papel del residente en cualquier iniciativa turística. Y es que, como ya he comentado en otras ocasiones, el turista utiliza normalmente los mismos espacios que el residente para consumir el servicio o la experiencia que ha contratado. Esta peculiaridad no se da en otros sectores. Por ejemplo, el que requiere de los servicios de un abogado acude a su despacho sin necesidad de compartir mesa con ninguna persona ajena al servicio que se está consumiendo.

Así, el turista se mezcla irremediablemente con el destino que visita y con los residentes que en él habitan. Por tanto es esencial, desde mi punto de vista, tomarlo en cuenta ya que el nivel de satisfacción del turista, indicador que define la calidad percibida, dependerá del nivel cualitativo de los servicios que ofrezcan las personas que trabajan, directa o indirectamente, para el sector turístico. Estas personas son los residentes.

Para que el residente pueda dar un buen servicio, tendrá que mostrarse receptivo ante la llegada de turistas y tendrá que sentir que su trabajo está bien valorado. Por una parte el residente, como anfitrión del destino, debe sentir que los turistas son sus invitados. Por otra parte, hay que lograr que el residente tenga motivación suficiente para realizar bien su trabajo y sentirse valorado. No es fácil compaginar estos dos factores.

Turistas

Esta teoría ya la he dejado caer en otras ocasiones. Hoy no dejaré de hablar del residente pero lo haré desde otro punto de vista: el residente como potencial turista.

La idea de esta nueva reflexión la he sacado del último artículo que escribió Biel Martí para el recién estrenado periódico digital llamado Ibeconomía, especializado en la generación de contenido relativo a turismo y economía en las Islas Baleares.

El artículo al que atribuyo mi inspiración, plantea la consideración del residente como potencial turista aunque, tal consideración, contradiga el concepto propio de destino turístico que, por definición, hace referencia a «una zona o área geográfica ubicada en un lugar lejano y que es visitada por el turista». Ante este planteamiento, Biel Martí lanza la siguiente pregunta: ¿por qué no contemplar al residente como un potencial turista?

A lo largo de este post, trataré de dar respuestas a la pregunta lanzada contrastando también las respuestas que nos da el autor del artículo comentado.

Ventajas de considerar al residente como turista:

  • Aminoración de la estacionalización, ya que se puede adaptar gran parte de la oferta turística (sobetodo cultural) a la temporada baja.
  • Este turista-residente se comportará de forma más responsable con su entorno, ya que éste coincide con su entorno de residencia.
  • Reactivación de otros subsectores, incluyendo comercio, restauración, ocio, espectáculos, etc.
  • Creación de empleo durante todo el año y creación de nuevos perfiles profesionales.

Inconvenientes de considerar al residente como turista:

  • No se trata de una cartera de clientes ilimitada. Para mantener buenos niveles de consumo se necesita una alta variedad de productos y en constante actualización, ya que posiblemente el residente no quiera ir a visitar según qué atractivos más de una vez.
  • Existe demasiada oferta, al menos en el caso de Mallorca, y es difícil encontrar la demanda suficiente a nivel interno. Requiere creatividad, nuevos enfoques y propuestas adaptadas a las nuevas necesidades de este perfil de turista.
  • El subsector hotelero tiene mucho poder en las islas y no sería el más beneficiado de esta iniciativa, ya que el residente como, bien indica su nombre, cuenta con residencia propia. No sé hasta qué punto, los hoteleros, apoyarían la propuesta.

Este planteamiento de utilizar al residente como turista es una propuesta real llevada a cabo por el Govern Balear y reconozco que no me desagrada, siempre que se haga bien.

Considero que es importante implicar al residente en las propuestas turísticas que se plantean pero hay que implicarlo de verdad, no utilizarlo. Para lograr esta implicación se deben establecer mecanismos de escucha activa para entender y cubrir las necesidades que tiene el residente. El hecho de depender tanto de un solo sector, obliga a demostrar y mantener ciertas garantías y el bienestar del residente debe estar garantizado.

No existe plan mejor para mí que trabajar conjuntamente con entidades públicas, privadas, residentes y turistas. Pero insisto, hay que hacerlo bien y no perder de vista los objetivos. Y uno de los obetivos más importantes es lograr que el residente no sienta rechazo hacia el turista, cosa más que común en los destinos muy turísticos.

Y termino el post tal y como lo empecé: insistiendo en la necesidad de considerar en todo momento al residente, tanto en iniciativas dirigidas a él como en iniciativas dirigidas al turista. El residente es un factor más a valorar cuando hablamos de planificación y promoción turística y es un pilar básico. Con el residente en contra, un destino turístico tiene poco qué hacer.

Imagen: eozikune

Ciudades de película

En anteriores posts mis compañeras trataron el turismo desde el prisma del serieadicto y desde la experiencia del lector. Ana se animaba a contarnos las series televisivas que más influyen en el espectador a la hora de viajar, y Elena nos ilustraba con su viaje low cost a través de novelas de viajes. Ahora bien, ¿y el cine? ¿Qué papel juega el séptimo arte en relación con el turismo y en relación con las ciudades en las que se desarrolla?

TOURS HOBBIT NUEVA ZELANDA

El cine nos permite descubrir ciudades a través de películas de todos los tiempos. Es una oportunidad para conocer sitios emblemáticos sin movernos de la butaca o el sofá. Sin duda algo que marca profundamente a un filme es la ciudad donde está rodado, al mismo tiempo que el director rinde homenaje a la urbe. Imágenes de Nueva York, París, Londres, Barcelona o Madrid forman parte de la iconografía popular de la historia del cine.
Gracias a este imaginario cinematográfico que ha creado la industria es inevitable estar familiarizados con la Grand Central Terminal de Nueva York, el Picadilly Circus de Londres o las ya míticas cuestas de San Francisco en las que te subes en marcha al tranvía.

El espectador está directamente influido por lo que ve en la gran pantalla y ello también repercute en su elección a la hora de viajar. Esta influencia que genera el cine no solo interviene en el turista, sino también en el destino. Bajo mi punto de vista se pueden diferenciar dos aspectos relacionados con las ciudades y monumentos de cine:

1. Recursos turísticos ya existentes (monumentos, paisajes, localizaciones, etc.), que cobran más fuerza tras la película.
Ejemplo de ello puede ser el puente Queensboro retratado en la mítica escena de “Manhattan” (Woody Allen); el Café des deux Moulains localizado en el barrio de Montmartre en donde trabajaba la dulce Amélie (Jean-Pierre Jeunet); o la Fontana di Trevi con el baño nocturno de Anita Ekberg en la “Dolce Vita” (Federico Fellini). En el ámbito nacional cabe destacar el caso de Formentera, que tras el estreno de “Lucía y el sexo” (Julio Médem), recibía oleadas de turistas que buscaban las localizaciones aparecidas en la película.

2. Escenografía creada para una producción que posteriormente se convierten en recursos por sí mismos.
Sea el caso de los escenarios localizados en el desierto de Tabernas, Almería. Aquí los seguidores del Spaguetti Western revivirán las escenas de “La muerte tenía un precio” y para los que prefieran otros géneros estarán ante los decorados de legendarias películas como “Lawrence de Arabia”,” Cleopatra” o “Indiana Jones y la última cruzada”.
También en otro desierto, en este caso en Túnez, se puede visitar el set de rodaje que George Lucas ideó para “Star Wars”. En él se rodaron muchas de las escenas más emblemáticas de la saga. Treinta y cinco años después de su montaje parte de los decorados se encuentran deteriorados, pero para los seguidores de la “Guerra de las Galaxias” jamás perderán su magia.
Por último, y no por ello menos importante, destacar el caso de Nueva Zelanda que tras servir de localización en la trilogía “El señor de los anillos” ha experimentado un notable crecimiento en la llegada de turistas. Destinos como la pequeña aldea rural de Matamata ofrecen tours por La Tierra Media en dónde nos explicarán como las fincas ovejeras se convirtieron en La Comarca. El Parque Nacional Tongariro, con la ayuda del retoque digital, se convirtió en Mordor. Y para los más frikis es obligada la visita a The Weta Cave (Wellington), un museo en donde se podrán encontrar cara a cara con los personajes del imaginario de Tolkien.

Queda de manifiesto que gracias a la industria cinematográfica han aparecido nuevos productos turísticos que con un buen trabajo de conservación y promoción pueden suponer un incremento en el número de visitantes. Esto queda en manos de los destinos y de sus gestores; por la parte que le toca al turista una recomendación: en vuestra próxima escapada viajar guiados por los mejores cineastas.

#MarcaPaís: la riqueza está en la mezcla

Marca EspañaHoy quiero sacar un tema que tengo guardado desde hace unos meses y me está comiendo por dentro. Se trata de la polémica Marca España.

En el mes de agosto de 2012, Hosteltur nos contaba que la Marca España había sufrido un retroceso de la octava posición a la decimotercera en el ranking mundial en los últimos tres años. El valor cayó un 37,8% entre 2009 y 2011, pasando de valer 1,16 billones de dólares (950.820 millones de euros) a 725.000 millones (591.001 millones de euros), según el estudio ‘Nation Brand 100‘ elaborado por la consultora independiente Brand Finance.

En este país ya nos hemos acostumbrado a leer malas noticias en el periódico y a ser protagonistas de titulares internacionales, y no para bien. Por si acaso, éste artículo de opinión, publicado hace 6 meses en el EL PAÍS, nos recuerda algunos de lo éxitos nacionales. Quién no se consuela es porque no quiere…

Poco antes de que terminara el año 2012, se lanzó la nueva web de la Marca España. Por el momento la web está disponible  en castellano y recientemente han puesto a nuestra disposición la versión en inglés, a pesar de la promesa de que a los “10 días” de lanzarla estaría disponible ya en ambos idiomas. He ahí la primera promesa rota. Se pretende traducir la web al francés, chino y alemán, siempre que se disponga de financiación.

El apartado de “Quiénes somos” está lleno de palabras bonitas y esperanzadoras como: cultura, idioma, historia, carácter inclusivo, consenso y un largo etcétera. Yo ya he aprendido que las palabras, por muy bonitas que sean, se las lleva el viento.

En el apartado de “Educación, cultura y sociedad” encontramos un primer subapartado llamado “Lengua y educación”. En este subapartado , abajo a la derecha al fin se comenta que existen idiomas cooficiales en algunas comunidades autónomas. A menudo siento que cuesta demasiado reconocer la variedad que compone nuestro país. No se ha contemplado, en ningún momento, la posibilidad de que la web se pueda consultar en estos idiomas cooficiales a pesar de que se asegure que ésta también va dirigida a los ciudadanos que conforman el país.

Carlos Espinosa de los Monteros afirmó que «una de las ventajas del bilingüismo en este país es que todos hablan el español». De ahí que se haya descartado que la web vaya a estar disponible en el resto de lenguas cooficiales. Está claro que, para el comisionado, el resto de lenguas cooficiales, no forman parte de la “integradora” Marca España.

Creo que hasta que España no reconozca las diferencias en las que hoy y siempre ha convivido y diseñe una buena estrategia que se adecue a la situación real, no podrá promocionarse tal y como se propone. No se puede vender una mentira y lo primero que debe hacer es convencer a sus ciudadanos.

España es un país compuesto por diversas regiones que cuentan con su propia cultura, idioma e identidad. Esas diferencias, hoy en día y muy a menudo, se han convertido en motivos para pelear derivando casi siempre en temas políticos y económicos. Una vez más, sacando a la luz el tema de la Marca-País, está ocurriendo lo mismo.

¿Nadie se da cuenta de que esta variedad es la que da el verdadero valor al país?

Respetar y perpetuar estos valores identificativos, daría la oportunidad de vender promocionar un país rico en diversidad cultural y, por una vez, esas diferencias jugarían un papel beneficioso para todos. Por una parte, las regiones podrían conservar sus valores dándolos a conocer y, por otra, se percibiría, de puertas a fuera, un país unido precisamente por sus diferencias. Quizás esta sea la única fórmula para conseguir una Marca-País que nos guste y beneficie a todos.

Los creadores de la web deberían entender que promocionar una región, ya sea catalana, vasca, gallega o andaluza, equivale a promocionar también el país. A mí no me venderán una marca que pretende reflejar una imagen integradora sin contemplar mi idioma ni mi cultura.

Aunque se incida en que se trata de un “proyecto de país y no de un determinado Gobierno o partido político”, a mi no me lo parece. Una vez más, predican lo que no hacen ni harán. Ni el Gobierno ni nadie me puede pedir que esté orgullosa de un país que, muy a menudo, se olvida de mi e ignora la realidad.

Imagen destacada: Articularnos.com

Y voilà! ¡Se les encendió la bombilla!

Decidme si es mentira pero creo que nos pasa a todos: estamos de noticias negativas hasta la coronilla. ¡A veces me pregunto si en este país hacemos algo bien! Es preocupante porque ante los problemas hay que buscar soluciones, nunca quedarse paralizado sin hacer nada. Y voilà! A veces en medio de la locura y la desesperación surge un nuevo proyecto. ¡A alguien se le enciende la bombilla!

ciudades legado

Ayer leía en Hosteltur la nueva propuesta turística de la comunidad de Madrid y quiero contárosla a ver qué os parece. El gobierno regional va a promocionar de manera conjunta tres municipios patrimonio de la humanidad: San Lorenzo de El Escorial, Aranjuez y Alcalá de Henares.

Los tres municipios, además del Consorcio Regional de transportes, Patrimonio Nacional y Renfe, que también participan en el proyecto, han firmado recientemente un convenio marco para desarrollar este proyecto. El plan, prevé incrementar en 50.000 el número de visitantes a estas ciudades durante el primer año de su puesta en marcha. El objetivo se centra en potenciar el turismo de interior, fidelizar al turista que viaja por motivos culturales y desarrollar nuevos productos que tengan como base el patrimonio histórico. Alguna de las ideas que han surgido es crear un pasaporte turístico “Ciudad Legado” para las ciudades del proyecto que incluyen precios especiales y descuentos en monumentos y establecimientos, así como bonos anuales y bimensuales de visitas, o descuentos en los billetes de transporte y servicios adicionales en los destinos.

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A simple vista es una buena idea, como propuesta no está nada mal ¿no?, y bastante extrapolable a otras ciudades y municipios del resto de España. También es cierto que no es la primera vez que se plantea una promoción de este tipo y queda por delante comprobar si funciona, la aceptación de los turistas y ver si se van cumpliendo los objetivos. Pero me gustaría ir más allá. A mi entender, realmente si esta noticia es destacable es precisamente por el sentido de “unión” para salir delante de todas las instituciones y empresas participantes. ¿Por qué será que cuando nos escuchamos los unos a los otros y pensamos en el bien común conseguimos algo bueno? Además, y como os comentaba al principio, creo que lo mejor es hacer algo. “Re-ofrecer” una oferta económica y atractiva es una buena forma de hacerlo. Seguiremos de cerca los progresos de este nuevo proyecto y ojalá que sirvan para mejorar las perspectivas turísticas de cara al verano-otoño de la comunidad de Madrid.

Imagen: Madrid Actual

Los festivales de música: reclamo para el turismo de eventos

SonarHace tres semanas me disponía a buscar alojamiento para pasar unos días en Oporto. El motivo de escoger Portugal como destino para disfrutar de unas mini vacaciones se debía a la celebración del Optimus Primavera Sound, homólogo portugués del festival de música que se celebra en Barcelona desde hace ya doce años. El festival “tripeiro” (gentilicio de los habitantes de Oporto), cuenta solamente con dos años de vida, pero los organizadores y la industria turística ya lo sitúan como un evento que atrae un importante número de turistas. Por mi parte, puedo dar fe de ello. La búsqueda de alojamiento se convirtió en una tarea más complicada de lo que me esperaba, y una vez en Oporto puedo asegurar que en la ciudad se respiraba ambiente festivalero. Pero antes de entrar en profundidad es conveniente hacer una pequeña reflexión acerca de este tipo de turismo y de cómo puede repercutir en la ciudad de acogida.

Por turismo de eventos se entiende al desplazamiento que hacen las personas motivadas por participar en diferentes actividades relacionadas con su ocio o con actividades profesionales. Asistencia a congresos, convenciones, ferias, exposiciones, viajes de incentivo, festivales, etc. El turista de este segmento se caracteriza por la presencia efectiva como oyente o como participante. Se trata de una actividad que agrega valor al destino turístico ya que permite reducir la estacionalidad. Por lo general suele ser un turista con un poder adquisitivo medio-alto, los hoteles y alojamientos que escoge son de una aceptable categoría y su gasto medio por estancia es elevado. Es un turismo que genera importantes ingresos, por lo que es un segmento muy atractivo para el destino en cuestión.
En el caso de los festivales de música el público es algo más heterogéneo. Nos podemos encontrar con asistentes al evento que deciden alojarse en un youth hostel y que consumen productos de supermercado para que su estancia sea más barata, hasta turistas (la mayoría suelen ser internacionales), que no escatiman a la hora de reservar alojamiento y hacen un considerable gasto en oferta complementaria. En cualquier caso ambos tipos de turista son interesantes, puesto que el consumo recae en un amplio abanico de empresas de la ciudad.

Los factores que determinan que un evento musical tenga éxito son muchos, pero en este caso Oporto cuenta con varios elementos que lo hace un destino muy atractivo:
Las comunicaciones. El Francisco Sá Carneiro cuenta actualmente con 14 compañías aéreas que operan en este aeropuerto, desde el que es posible volar a 64 destinos. Cuenta con compañías de bajo coste, por lo que la conexión entre esta ciudad y las principales capitales europeas está asegurada a un coste muy bajo.
Los precios. El alojamiento, el ocio y la restauración mantienen unos precios muy competitivos si lo comparamos con otras ciudades europeas e incluso españolas.
Los recursos turísticos. La ciudad cuenta con una riqueza monumental y paisajística de primer orden, así que además de disfrutar de los conciertos, el festivalero podrá empaparse del patrimonio portugués.
La oferta turística. Visitas guiadas a precios módicos en la mayoría de monumentos; multitud de compañías de transportes turísticos (bus, barco, bicicleta, tranvía, funicular, etc.), amplia oferta hotelera y con posibilidades para cualquier bolsillo, etc.

Cualquier escusa es buena para asistir a un evento musical o cultural, pero si la ciudad de celebración está preparada para acoger al turista, la organización del evento cumple unos estándares de calidad como fue el caso del Optimus Primavera Sound (precioso recinto de celebración, venta de entradas limitadas para evitar masificaciones, gastronomía aceptable para ser un festival, merchandising muy útil para la ocasión), el destino turístico se verá beneficiado ,y tanto el evento como la ciudad, podrán acoger durante muchos años a cientos de visitantes.
Por cierto, ya solo siendo su segunda edición la organización estima que alrededor de 75.000 personas pasaron por el festival en los 3 días de celebración, así que en mi opinión, es una buena opción como producto turístico para otras ciudades.

Imagen: Disco digital

Planificación de destinos. El componente humano.

En España se han llevado a cabo numerosas actuaciones de planificación y gestión de destinos. Tanto el Estado como las Comunidades Autónomas, Diputaciones y Ayuntamientos han destinado numerosos fondos a la realización de Planes Estratégicos, Planes de Dinamización (PDTs y PDPTs), Planes de Competitividad Turística y otras muchas modalidades de proyectos destinados a crear y mejorar destinos.

Pero, ¿realmente todos ellos han funcionado?

Desde mi experiencia como Consultora de Turismo, he encontrado numerosos proyectos muy bien planteados que prometían la evolución de los destinos y la consolidación del sector turístico en los territorios. Pero también he detectado que, en muchos casos, los objetivos iniciales de los proyectos no se llegaban a cumplir del todo. Asimismo, había una serie de problemas que se repetían constantemente en muchos de estos planes:

  • Falta de continuidad de proyectos de gestión una vez que estos se terminaban.
  • Desconocimiento del proyecto por parte de los agentes turísticos del territorio y de la población local.
  • Disconformidad de la población local con algunas actuaciones del proyecto.
  • Falta de creencia en el proyecto por parte de los agentes turísticos y de la población local.
  • Falta de cumplimiento de las necesidades del turista.

Todo ello provocaba que los destinos no llegaran a consolidarse y que las actuaciones planteadas no reportaran los beneficios esperados.

¿Cuál es la solución para evitarPost fatima este tipo de errores? ¿Qué podemos hacer los profesionales del turismo que nos dedicamos a la planificación y gestión de destinos?

Pues bien, en mi opinión, todos estos errores provienen de que, en muchas ocasiones, este tipo de proyectos se llevan a cabo pensando únicamente en la potencialidad de los recursos y descuidando a las personas.

Es por ello que, bajo mi punto de vista, el éxito de un proyecto de este tipo requiere que se implique en el mismo el componente humano del destino:

  • Los turistas actuales y potenciales.
  • Los agentes turísticos en su totalidad.
  • La población local.

Todo ello aunado con la potencialidad de los recursos.

En mis proyectos turísticos siempre aplico esta “norma personal” y he podido comprobar la diferencia…

Foto: www.inyes-latino.com

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LEY DE COSTAS. Hacemos como el cangrejo: andar hacia atrás

Ley de costasLa semana pasada pudimos ver en los medios de comunicación la noticia de la nueva ley de costas. Más concretamente, el proyecto de ley de protección y uso sostenible del litoral y de modificación de la ley 22/1988, de 28 de julio, de Costas.

Era medio día y estaba comiendo, cuando lo escuché por televisión me sobrevino una reacción extraña, una mezcla entre sorpresa y perplejidad y no paraba de preguntarme ¿por qué? ¿para qué? ¿ahora?. Estuve un buen rato pensando y dándole vueltas y sobre todo, como ya os digo, haciéndome muchas preguntas: ¿Para qué cambiar una ley que ya se cambió y parecía estar asentada e implantada correctamente?¿Qué colectivos estaban conformes y no conformes con la ley de costas para cambiarla? ¿A quién beneficia este cambio? ¿ Qué consecuencias tiene para el territorio, para la población local, para el turismo?. Tenía curiosidad, estuve indagando y buscando información desde varios puntos de vista y sinceramente tengo que deciros que las cosas no quedan claras. Hay opiniones de todo tipo, reproches y declaraciones contradictorias que realmente no llevan a nada. Por el momento no se sabe a ciencia cierta los detalles del nuevo proyecto.

Para hacernos una idea de qué estamos hablando es necesario recordar que la Ley de Costas de 1988, aprobado en Real Decreto 1471/1989 de 1 de diciembre de 1989, fue un hito en la historia de la ordenación y gestión del territorio para proteger su integridad física y ambiental ya que es la que regula la determinación, protección y utilización del dominio público marítimo-terrestre y especialmente de la ribera marítima. Pues bien, después de unos años intentando llevar a cabo la ley (con ciertas deficiencias según apuntaba la Unión Europea en el Informe Auken) han decidido modificar lo acordado y conceder cierta libertad a la edificación, uso y explotación de los límites de la costa.  ¿Qué quiere decir esto? Pues que muchos de los hoteles, establecimientos e industrias en primera línea de playa que se vieron obligados a cerrar o dejar de construir ahora pueden realizar sus actividades bajo el amparo de la nueva ley. Según afirmaba un artículo de El País esta nueva ley rebaja la zona de protección de la costa de 100 a 20 metros.

Al parecer estos cambios beneficiarán a más de 500.000 personas, según cálculos del Gobierno. Entre los que sacarán provecho de la reforma hay dueños de viviendas construidas a pie de playa y en segunda línea, negocios playeros, chiringuitos, hoteles e industrias. “El impacto que ya está hecho, aprovechémoslo”, resumió hace unos días el secretario de Estado de Medio Ambiente, Federico Ramos.

Entiendo que es un tema complejo y se puede ver desde varios puntos de vista, ¿vosotros que pensáis?.

Analicemos un ejemplo, podéis verlo en la imagen. Posiblemente sea uno de los casos más polémicos en nuestro país. Este hotel está a pocos metros de la playa situada en el Parque Natural del Cabo de Gata-Níjar. Desde 2003 se construyó el popularmente conocido como «Hotel El Algarrobico» que provocó una fuerte oposición y movilización debido a su dudosa legalidad por incumplimiento de la Ley de Costas. El caso tuvo un gran impacto y ha tomado dimensiones de símbolo de la conservación de la costa española.

Lo conozco personalmente, he estado allí y os puedo asegurar que es desproporcionado. Daña la vista. Se pueden construir hoteles y alojamientos turísticos sin tener que dañar un entorno natural. Todo es posible pero teniendo en cuenta la lógica y el sentido común. ¿Andar cinco o diez minutos más hasta la playa supone un gran esfuerzo? Yo creo que no.

Por otra parte, dada la situación económica ¿nos compensa “erosionar” “edificar” zonas hasta ahora protegidas para ofrecer empleo? Podría ser que sí. Es cierto que no perjudica de igual forma un chiringuito que un gran complejo turístico o un campo de golf. Todo depende de la situación y de varios factores.

Tengo la sensación de que hace unos años, cuando todo nos iba bien, cuando España crecía (aunque de forma ficticia) , teníamos tiempo de pensar y ser más protectores con nuestros recursos naturales. Nos pudimos permitir una ley que protegiera nuestra costa. Hoy por hoy parece que es más importante dar empleo, luz verde a inversores extranjeros y no malgastar en derribar lo que un día considerábamos ilegal o inapropiado. ¿Hasta dónde llegarán los efectos secundarios de esta crisis? Ojalá que el único que camine hacia atrás sea el cangrejo, ¡no nosotros!

Ahora es tu turno, en Turismo n-d queremos saber lo que piensas. ¡Gracias por seguirnos!

Oficinas de Información Turística: Uso y Desuso

i definitivaLa primera gran dificultad con la que se suelen topar los turistas es que el punto de información está cerrado. ¿Cómo se les ocurre a los incautos turistas obtener información un domingo o un festivo? Es curioso, pero parece que los horarios se ajustan para los residentes del destino turístico, y aún así, yo diría que solamente consiguen pisar la oficina los desempleados, los jubilados, o los despistados que entran a preguntarte a qué hora abren el comercio de enfrente. Los residentes con un horario de trabajo normal, e interesados por los recursos turísticos de su zona, tampoco consiguen encontrarla abierta.

Tenemos ejemplos de todo tipo. Desde oficinas que solo abren de lunes a viernes de 9.30 a 13.30h. Otras que cierran en fin de semana y festivos debido a que los empleados son funcionarios, y en sus contratos no se contempla este tipo de jornada laboral. Las hay que simplemente se camuflan en la biblioteca del pueblo, por lo que nos dará igual si está o no abierta; nadie se enterará. Como observamos, las casuísticas en este sentido son infinitas.

Otra de las luchas continuas es la señalización. Si quieres encontrar la oficina de turismo, no se te ocurra seguir la señal. Para el coche, busca a alguien del pueblo, y reza para que sepa dónde está situada. La señal que indica en qué dirección puedes encontrarla fue colocada hace años, y en ocasiones, el punto de información o ya no existe, o se ha trasladado a otra zona de la ciudad.

La orientación al cliente de los informadores turísticos clásicos (los que no han recibido ninguna formación relacionada, y que por diferentes motivos han terminado desempeñando ese puesto), difiere radicalmente de lo que una persona debe transmitir detrás de un mostrador. Suelen ser toscos, recibirte con cara de pocos amigos y esperan que tus preguntas no se extiendan más allá de dos minutos. Ya no hablemos de dominar un par de idiomas. Eso es algo que últimamente se estila entre los desempleados del sector turístico. La descripción que Xurxo Ayán y Manuel Gago hacen en Herdeiros pola forza de este tipo de informador es muy graciosa: “si viene un turista le das un folleto. ¿Qué está muy interesado? Le das dos. ¿Qué lo ves entusiasmado? Tres folletos.”

En Galicia nos podemos encontrar con estos ejemplos, pero también tenemos la suerte de contar con excelentes profesionales que buscan desterrar este modelo de gestión. Todavía nos falta camino, ya que muchos de los compañeros están contratados por periodos escasos de tiempo (los que tienen suerte), o como otros muchos, siendo becarios año tras año. Gracias a estos supuestos becarios (en realidad no los son porque son responsables totales de la gestión y apertura de las oficinas, y no tienen a ningún técnico que los oriente en su formación), los puntos de información turística se mantienen con criterios altos de calidad.

Evidentemente no todos los destinos necesitan el mismo desarrollo turístico, ni todos tienen capacidad ni demanda para abrir una oficina. El problema surge cuando municipios declarados de interés turístico siguen anclados en la rutina de traer temporada tras temporada nuevos becarios. En el periodo de la beca, que a veces puede ser prácticamente de todo el año, muchos de los compañeros plantean mejoras y proyectos para llevar a cabo en el destino, en la oficina o incluso en la planificación de los recursos. Se necesita continuidad para desarrollar estos planes de acción, y al llegar el final de la temporada caen en saco roto. No hay técnicos en turismo, ni una política centrada en la mejora y planificación del destino. Eso sí, los políticos se hartan a decir que su pueblo, ciudad o región es de las más visitadas de la provincia. ¿Algo falla, no?

Por todos es sabido que podemos encontrar multitud de información a través de la red, pero mi experiencia, y la de muchos compañeros, es que año tras año las oficinas de turismo siguen recibiendo miles de visitantes. El servicio tiene que ser excelente, y en muchos casos esto sigue siendo una asignatura pendiente. Aunque también es cierto que en muchos otros se van encantados de la información y la amabilidad recibida, y esto suele ser de la mano de los profesionales, los que han estudiado para ello, o simplemente los que sienten su trabajo como parte fundamental de la satisfacción del turista.

Me gustaría saber cuál es vuestra experiencia en las diferentes oficinas de información repartidas a lo largo de la comunidad y del territorio nacional, pero tanto desde el punto de vista del turista como desde el lado del profesional que trabaja en oficina. Creo que podríamos generar un interesante debate.

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